Los secretos del sexo tantrico
Claves para entender la sexualidad tántrica El Tantra es una filosofía espiritual que surgió alrededor del siglo VI a. C. en la India y fue adoptada por diversas culturas de Oriente. En sánscrito – el antiguo lenguaje literario y religioso de la India – la palabra tantra tiene relación con las palabras red, expansión y transformación. Esta filosofía nos enseña a aceptar nuestro ser como un todo, por ello, es posible la coexistencia armónica del cuerpo, la mente y la esencia divina inmortal en cada ser humano. De esta manera, la persona puede lograr todo su potencial y la iluminación interior. Actualmente, existen distintas formas de tantrismo en países como China, India, Corea, Bután, Indonesia, Nepal y Japón. Al no existir oposición o conflicto entre cuerpo y espíritu, la filosofía tántrica acepta como herramientas de desenvolvimiento espiritual el placer y la sexualidad. Sugiere prácticas específicas para manejar la energía sexual – que es una manifestación de la energía espiritual – y alcanzar estados de placer y éxtasis, más allá del orgasmo en la zona genital. A continuación te explicamos los principales fundamentos y claves para comprender de qué se trata el sexo tántrico: El sexo es una experiencia espiritual La filosofía tántrica afirma que se puede alcanzar y descubrir lo divino a través de la experiencia de todos los días, incluyendo los sentidos. A diferencia de otras filosofías y religiones, los placeres sensoriales y la sexualidad no constituyen un impedimento o barrera para acercarnos al espíritu. Por el contrario, la energía y el deseo sexual son sagrados, ya que forman parte de la misma energía espiritual que nos da vida. Cuando nos conectarnos con nuestra sexualidad, nuestro cuerpo y alma vibran en sintonía con esta energía de amor que fluye de manera constante, poderosa y sutil en cada uno de nosotros. Si la recibimos con agradecimiento, como un regalo de la vida, y la compartimos con respeto hacia nosotros mismos y nuestra pareja, podremos alcanzar estados de gozo, éxtasis y unión espiritual a través de la sexualidad. Unión de las energías femenina y masculina
Cuando una pareja se une durante el acto sexual, se produce una unión entre los principios femenino y masculino del Universo, es decir, entre la energía yin y yang, entre la Diosa (Shakti) y Dios (Shiva), según la religión hinduista. Al integrarse ambas energías se libera energía creativa, a semejanza de la que se liberó durante el Big Bang, cuando se inició el universo. Esta energía es la misma que da origen a otro ser humano (acto reproductivo), a las obras creativas y a la experiencia de unión e iluminación espiritual. De este modo, la unión sexual simboliza la fusión de dos poderosas energías universales que son complementarias. Manejo de la energía sexual como práctica espiritual La energía sexual que se genera durante la excitación y el orgasmo puede ser canalizada hacia los chakras superiores a través de ejercicios de respiración, visualización y meditación. Estos ejercicios producen una transformación interior que ayudan a experimentar estados como el amor incondicional, la compasión, la intuición y la plenitud interior. También suele activarse la creatividad y el cuerpo físico se vuelve más vibrante y saludable. Como en toda práctica espiritual que maneje energías, es importante que la persona tenga una intención amorosa. Sólo de esta manera evitará caer en el egoísmo y la arrogancia. Expansión del placer y estados de éxtasis En el sexo tántrico no existe la prioridad de alcanzar el orgasmo. A través del manejo consciente de la energía sexual se puede aprender a expandir el placer desde los genitales hacia todo el cuerpo, en especial hacia el chakra del corazón y así experimentar estados de gozo y éxtasis. Esto generalmente requiere que la persona esté dispuesta a postergar un orgasmo fuerte pero breve, por un estado orgásmico que puede sentirse como menos físico, pero que suele durar mucho más tiempo y dejar una sensación interna de inmensa plenitud y felicidad. Reconocer al Dios y la Diosa en tu pareja Cuando reconocemos que la presencia divina se encuentra en la persona amada, el acto sexual adquiere también una cualidad trascendente. Así, la pareja puede navegar junta por las olas del placer cósmico – más profundo y sublime que el sexo convencional – creando y recreando la pasión y el éxtasis, a imagen de los dioses Shiva y Shakti, cuando se unen para hacer el amor. Como la experiencia espiritual pide dejar atrás el ego, la pareja es capaz de conectarse con autenticidad, cada quien libre para mostrarse vulnerable y tal como es, con verdadera capacidad de amar. Entonces, cuando ambos se miran a los ojos, sus cuerpos unidos estrechamente en el fuego sagrado, saben y se reconocen como seres de luz en constante aprendizaje y evolución.