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La predicion del futuro: desde el oraculo de delfos hasta la medicina actual

noviembre 2, 2016
oraculo

La predicion del futuro: desde el oraculo de delfos hasta la medicina actual

De acuerdo a la leyenda, Plutarco sacerdote del templo de Apolo, atribuía los poderes proféticos de la pitonisa de Delfos a unos vapores («pneuma»), que salían de fisuras del piso del templo (1). Cuando arqueólogos franceses empezaron a excavar las ruinas de Delfos alrededor de 1890 esperaban encontrar un templo de mármol elaborado con estatuas finas y un santuario tallado en la roca con fisuras en el piso (2). Para su extrañeza las excavaciones sólo revelaron las fundaciones del templo de Apolo junto a columnas caídas. El piso estaba cubierto de una espesa capa de yeso natural, y no había ninguna fisura o caverna. A. Poppe (3), clasicista académico inglés de enorme prestigio afirmó que las teorías de gases que salían de unas fisuras o cavernas del piso eran probablemente otra ficción.

Unos 50 años después, Amandry (2) líder del grupo explorador francés, sostuvo que la ausencia de fisuras o cavernas en el piso del templo descartaba la hipótesis de emisiones de gases. Aún más, afirmó que tales emisiones de gases eran geológicamente imposibles porque el Monte Parnaso no estaba en una zona volcánica en donde ocurría tal fenómeno. La gran autoridad de Amandry convenció a casi todos los historiadores clasicistas y arqueólogos (excepto a los griegos) de que las tradiciones antiguas escritas por Plutarco, Diodoro y otros escritores eran un mito, o una confusión, o un fraude deliberado. En las últimas décadas la mayor parte de los textos modernos señalan categóricamente la falta de evidencia y la imposibilidad de emisión de gases intoxicantes en el templo de Apolo.

Recuento mitológico del origen del oráculo de Delfos

El templo de Delfos dedicado al dios Apolo fue el más sagrado de Grecia por unos mil años. Delfos también era conocido como el centro del mundo u «Onfalos», como símbolo de las artes proféticas y era representado como el ombligo del mundo. Para saber exactamente donde estaba el centro del mundo, Zeus liberó dos águilas en los extremos opuestos del mundo, una en el este y otra en el oeste, y en el sitio preciso donde se encontraron fue en Delfos. Gente de toda Grecia y de países vecinos hacían largas travesías por territorios agrestes para llegar a Delfos y obtener respuestas de la pitonisa para conocer su futuro. Sus predicciones y avisos eran tomados con extraordinaria seriedad para planear eventos tan variados desde las siembras de cosechas hasta las declaraciones de las guerras.

El dios Apolo se comunicaba con los mortales a través de las pitonisas desde aproximadamente 1400 a.C. hasta el año 381 d.C. El oráculo fue una institución independiente y sus sacerdotes no estaban atados a ningún dogma religioso para la adoración de los dioses. Por el contrario los estados griegos estaban ansiosos de estar bien con los designios de los oráculos y enviaban costosos regalos, convirtiéndolo en un depósito de fabulosos tesoros de arte. El poder del oráculo fluctuó en el tiempo, y finalmente se perdió cuando la cristiandad se diseminó ampliamente.

Geográficamente, Delfos está situado a unos 700 m sobre el nivel del mar en una saliente semicircular del Monte Parnaso, el cual alcanza unos 2 500 m de altura, mira hacia el Valle de Pleistos. A unos 15 Km. hacia el suroeste se encuentra el antiguo puerto de Kirra, a donde llegaban por vía marítima los suplicantes.

El nombre «délfico» deriva de delfín o tortuga, y proviene de la leyenda según la cual Apolo llego a Delfos en la forma de delfín nadando por el golfo de Corintio trayendo a los sacerdotes desde Creta. En otra leyenda Apolo vino desde el Norte permaneciendo en Tempe en la Tesalia recogiendo hojas de laurel. Cada cuatro años se recogía laurel desde Tempe para llevarlo a Delfos. Estas hojas formaban parte de la corona con la que eran premiados los vencedores en los juegos píticos.

En tiempos prehistóricos Delfos era conocido como Pitos. Homero habla de un punto rocoso llamado Pitos en la Ilíada. Inicialmente el templo fue dedicado a la madre-tierra «Gaia». Gaia mezclando agua y tierra creó un dragón conocido como «Pitón» para cuidar el templo. Este monstruo protegía el santuario de Pitos y el manantial de Castalia. Luego Gaia encargó el templo a Poseidón (Neptuno) dios de las aguas y de terremotos. El oráculo en esos tiempos era emitido «por los sonidos de las aguas y el murmullo de los árboles». Una figura mítica llamada la «Sibila» cantaba el oráculo en el templo de Gaia, y todas las profetisas desde entonces son llamadas así. La Sibila decía sus profecías al inhalar unos vapores que salían desde una hendidura de la tierra. La roca de la Sibila puede aún verse, donde ella se sentaba y emitía sus profecías bajo la forma de acertijos. La Sibila era hija de un mortal y de una ninfa, pero en otras versiones era hermana de Apolo, y según otros era una de sus hijas. De acuerdo a otra leyenda Gaia le otorgó el oráculo a su hija Themis, la diosa de la justicia.

Apolo se convirtió en la deidad principal de acuerdo a Homero al «matar al dragón Pitón por medio de sus flechas, por ofender a su madre». Apolo fue castigado a cuidar los rebaños del rey Admetus por 9 años. Cuando Apolo regreso a Delfos se convirtió en su gobernante, y para celebrar sus victorias se efectuaban festivales cada 9 años, o según otras versiones cada 8 años, conocidos con el nombre de «Septeria». Apolo le permitía a Dionisos permanecer en Delfos los 3 meses de invierno cada año mientras él visitaba el país de los hiperbóreos. En los inviernos no fluía el manantial Castalia.

APOLO

Hijo de Zeus y Leto, gemelo de la diosa Artemisa (Diana). Apolo fue el dios de las profecías, de la medicina, de las colonizaciones, dios de la música (especialmente la lira, y dirigía las musas), del arte de la arquería, de la poesía, de la danza, de la curiosidad intelectual, y cuidador de rebaños. También fue el dios de la luz, a veces identificado con el dios Helios (Sol). También fue el dios de las plagas, destructor de las ratas y de las langostas. Protector de los gansos, de los delfines y de los lobos (4).

Entre sus atributos se encuentran el arco y la flecha, la cítara y el plectrum. Su cabeza está adornada por una corona de laureles. Pero su más famoso atributo es la silla trípode, símbolo de sus poderes proféticos.

Cuando la diosa Hera (Juno) esposa de Zeus, se enteró del embarazo de la titanesa Leto por su marido, se enardeció de celos. Buscando venganza Hera le prohibió a Leto dar a luz en cualquier sitio en contacto con la tierra, ya sea tierra firme o islas. Además encargó a la serpiente Pitón de perseguir a Leto. El único sitio en donde Leto encontró cobijo fue en la isla de Delos en el medio del mar Egeo porque se creía era una isla flotante no unida a la tierra (difícil de alcanzar por fuertes corrientes submarinas). Y al efecto estaba fuera de las prohibiciones de Hera. Allí Leto pudo dar a luz a los gemelos Artemisa y Apolo. Se dice que antes de dar a luz a Apolo, la isla se cubrió de gansos que volaban en círculos. Como un gesto de agradecimiento Apolo ancló la isla con cuatro pilares al fondo del mar para darle estabilidad.

Lo primero que hizo Apolo fue matar al dragón Pitón de Delfos por la persecución que había hecho a su madre Leto. Apolo no sólo se encargó del oráculo sino también de sus alrededores, porque el dragón había destruido todos los campos circundantes de cultivos, los villorrios, y había envenenado todos los riachuelos y las fuentes.

En su regreso tomó la forma de delfín para dirigir un barco de marineros de Creta al golfo de Corinto en Kirros, los llevó al oráculo y los convirtió en los primeros sacerdotes de Delfos. Al tomar posesión del oráculo también es mencionado como «dios de la luz» o «Apolo pítico». Regaló una silla trípode de bronce al santuario dotado de poderes divinos, en la que se sentaban las pitonisas. Estas emitían sus profecías sentadas en el trípode masticando hojas de laurel, mientras inhalaban los gases alucinógenos que salían desde las fisuras del piso.

Al igual que su padre Zeus, Apolo tuvo muchos encuentros amorosos con diosas y mortales. Apolo se enamoró de la ninfa Dafne a la cual la perseguía incansablemente Cuando Dafne fue alcanzada y abrazada por Apolo, se transformó en un árbol de laurel. Turbado por ello hizo sagrado el árbol de laurel. Tuvo amores con Cirene, con Hecuba, con Casandra. Esta última después de haber aprendido el arte profético de Apolo, lo rechazó. Apolo en venganza, la castigó haciendo que sus profecías nunca fueran aceptadas o creídas. Para la medicina el amor más importante de Apolo fue su unión con Coronis, madre de Asclepios.

Asclepios (Esculapio)

Asclepios, dios de la medicina y de las curaciones fue hijo de Apolo con la mortal Coronis (hija del rey Flegias de Lápis). Embarazada de Apolo Coronis se enamoró de Isquis, hijo de Elatus (4). Apolo enterado por el cuervo níveo de la infidelidad de Coronis envió a su hermana Artemisa a matar a Coronis con sus dardos. Mientras Coronis ardía en la pira funeraria, Apolo sintió compasión por el niño no nacido (Asclepios) y lo extrajo del cuerpo de Coronis. Luego se lo entregó al centauro Quirón para que le enseñara medicina y el arte de la arquería.

Existen varias leyendas de Asclepios. Se dice fue originalmente un pastor que por ser picado por una serpiente solicitó ayuda en un sanatorio. Le dieron un veneno para morir más rápido, sin embargo, el veneno neutralizó al veneno de la serpiente. De allí el conocimiento de las hierbas curativas o «venenos que se neutralizan entre sí». Según Píndaro Asclepios fue cirujano, conoció el uso de drogas, pociones de amor y encantaciones. Tales poderes fueron dados a Asclepios por Atenas al darle una poción con sangre de las gorgonas.

Con estos poderes que excedían el conocimiento humano, Asclepios resucitó a muertos a cambio de monedas. Al enterarse Zeus de que un simple mortal alteraba el orden natural del universo, lo mató de un rayo. Sin embargo, por el bien hecho a la humanidad Zeus lo hizo un dios, y lo colocó en la constelación Ofiocus (el que lleva la serpiente).

Asclepios se representa con un bastón de cedro y una serpiente enroscada. El templo más importante de su culto estaba en Epidauro (Tesalia), y su culto fue muy popular en los años 300 a.C. Entre sus hijas están Hygeia y Panacea, mencionadas también en el juramento hipocrático. Se dice que Hipócrates era descendiente de Asclepios.

En relación al oráculo de Delfos, probablemente Asclepios representa la transición entre la expectativa mágica oracular, y la medicina práctica curativa de hierbas, pociones y cirugía.

El acto oracular de las pitonisas

La ceremonia se iniciaba una vez al mes, precedido de un acto de purificación en el manantial cercano de Castalia con el lavado de la pitonisa y de los suplicantes (todos hombres). Luego entraban al sanctus del templo. La pregunta, en forma escrita era entregada al sacerdote, el cual se le entregaba a la pitonisa para la respuesta de Apolo. La consulta comenzaba con el sacrifico ritual de un animal, pero si la ofrenda no estaba en condiciones favorables o si el agua fría salpicada sobre el animal hacia temblar al suplicante, el animal era desechado. La pitonisa entraba sola al adyton (significa «no entrar»), una pequeña cámara cerrada de techo bajo, donde se concentraban vapores alucinógenos extraños. El «pneuma» salía con aguas desde una fisura o caverna del piso. Sentada sobre el trípode profético aspirando los gases mascando hojas de laurel, murmuraba sus respuestas incomprensibles. Luego el sacerdote las traducía en versos hexámetros como mensajes de Apolo. La pitonisa nunca emitía una respuesta concisa. Heráclito el filósofo (cerca de 500 a.C.) decía: «El oráculo no oculta ni revela la verdad, sólo la insinúa». El historiador Herodoto menciona que cuando al rey Cresos de Lidia (alrededor del 546 a.C.) preguntó si invadía territorio persa, la respuesta oracular fue que al hacerlo destruiría un gran imperio. Cresos creyendo que sería victorioso en su invasión, fue derrotado y su propio imperio cayó y fue destruido.

Las pitonisas provenían de las cercanías de Delfos, podían ser de alta o baja extracción, educadas o no. Eran aisladas en el templo, y antes de las sesiones estaban en ayuno y privadas de actividad sexual.

Hallazgos geológicos recientes. Hipótesis que intenta explicar los estados de trance de las pitonisas.

La defensa histórica de la teoría de los gases, además de los hallazgos arqueológicos del templo y del santuario, se basa en los testimonios escritos de historiadores antiguos como Plinio y Diodoro, filósofos como Platón, poetas como Esquilo y Cicerón, geógrafos como Strabo, viajantes como Pausanias, y aún más un sacerdote de Apolo que sirvió en Delfos, el famoso ensayista y biógrafo Plutarco (1,5). Todos estos escritores consistentemente atribuían el poder del oráculo a los gases emitidos con las aguas de las fisuras o cavernas del piso.

Esta explicación tradicional no fue aceptada científicamente. A finales de 1890, geólogos franceses no encontraron evidencia de fisura en el piso del templo ni de gases, desechando la tradicional explicación del mito (2). Esta conclusión se acentuó por la concepción equivocada de que los vapores o gases sólo podían provenir de actividad volcánica.

Un estudio multidisciplinario de varios años finalizado recientemente en 2001 en las vecindades del templo, apoya la antigua teoría de los gases intoxicantes basado en los siguientes hechos (5,6):

  1. La localización del templo directamente en una intersección de dos fallas geológicas. 2. Manantiales que salen de la tierra dentro y alrededor del templo. 3. Formaciones basálticas en el área conteniendo sustancias petroquímicas. 4. El diseño único del templo. 5. El hecho de que el oráculo no funcionara en los fríos meses de invierno y 6. La documentación de gases hidrocarbonados en las aguas de los manantiales y de los depósitos travertinos.

Toda Grecia asienta sobre tres placas tectónicas. Los desplazamientos de estas placas continuamente estiran y levantan estas placas, provocando grandes fracturas o fisuras. Dos fallas geológicas se interceptan directamente debajo del templo Délfico (Figura 1).

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Figura 1. Se observa el templo de Apolo y la cámara del oráculo. Se puede apreciar que las dos fallas geológicas (Delfos y Kerna) coinciden debajo del oráculo de la pitonisa. El teatro era capaz de albergar a unos 5 000 espectadores donde se realizaban los juegos píticos o délficos. Dibujo del Arq. J. M. Avilán Palacios.

Inicialmente investigadores griegos describieron una falla que corría desde el este al oeste debajo del templo. De Boer y sus colegas geólogos, encontraron otra fractura en sentido norte-sur, cruzándose justamente bajo el adyton (Figura 2).

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Figura 2. Esquema del «adyton» o cámara oracular. Obsérvese la coincidencia de las dos fallas geológicas bajo el piso de tierra. Al lado se muestra el sitio de las abluciones de aguas antes de entrar al recinto sagrado. Dibujo del Arq. J. M. Avilán Palacios.

La interacción entre estas fisuras mayores hace a las rocas más permeables y crean conductos a través de los cuales el agua subterránea y gases pueden desplazarse hacia arriba. Hace unos 70 a 100 millones de años, el fondo marino donde se asienta el oráculo estaba bajo el nivel del mar. Se enriqueció con depósitos de hidrocarbones. Cada 100 años ocurren terremotos en el área, las fracturas calientan las rocas adyacentes vaporizando los depósitos de hidrocarburos. Estos gases emergen mezclados con agua como manantiales. Un análisis de los gases disueltos en las aguas de los manantiales cerca del templo de Delfos mostró la presencia de etileno, metano y etano. El etileno tiene un olor dulzón, produce efectos narcóticos descritos como sensación de flotación o de una euforia extracorporal. Plutarco describe el olor en el adyton como «dulzón». La inhalación del gas etileno podría explicar los estados de trance y la conducta presentada por las pitonisas, las cuales con el dramatismo circundante, encerradas en un sitio estrecho emitían sus oráculos (Figura 3).

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Figura 3. Las aguas atravesarían los depósitos de sustancias petroquímicas disolviendo los gases etileno, metano y etano hasta la superficie, brotando a través de fisuras o cavernas. El adyton donde la pitonisa emitía sus oráculos, por ser una cámara estrecha de techo bajo, permitiría la concentración de los gases alucinógenos. Dibujo del Arq. J. M. Avilán Palacios.

El etileno es un gas alifático simple (C2H4) de olor dulzón (7). Fue usado como gas anestésico entre los años 1930 y 1970. Estudiado extensamente por la anestesióloga Isabel Herb de Boston en los años veinte. Su inducción anestésica es rápida menor de 2 minutos, y mayor que la del éter o el óxido nítrico (Cuadro 1).

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Carece de poder depresor cardiorrespiratorio. Fue retirado del mercado en 1970 por su potencial explosivo al igual que el éter (6). Podría inducir dos estados en la pitonisa: desde el «normal» de una mujer sentada, relajada, capaz de responder preguntas de sus visiones. En el otro extremo puede provocar un delirio atáxico en una mujer que se vuelve agresiva e incoherente. Como en un milenio habría cientos de sesiones es muy probable que en algunas sesiones este último estado también haya ocurrido, porque no había forma de «regular» las salidas de los gases de la caverna. Plutarco describe como una comitiva extranjera poderosa exigió ser recibida «fuera de tiempo». La pitonisa fue forzada y la sesión fue un caos, gritando alaridos, y los sacerdotes y consultantes tuvieron que salir despavoridos.

La postura de la pitonisa en las cerámicas encontradas la muestra no en una actitud rígida erecta clásica de arte griego, sino por el contrario inclinada hacia delante, como relajada como una mujer levemente anestesiada (1).

Una leyenda dice que los vapores se fueron haciendo cada vez más débiles y la última sesión fue en el año 381 d.C. Posiblemente la ausencia de un terremoto mayor impidió que los «jugos» de la tierra salieran de nuevo en los últimos 1 500 años. Actualmente las aguas que llevaban los gases al templo del Delfos están embauladas para suplir de agua a la moderna ciudad de Delfos.

Reflexiones finales

Hoy en día la predicción del futuro continúa intrigando a cada ser humano. Los métodos han cambiado. En Delfos las respuestas se obtenían por un fenómeno natural único, que permitió a los griegos comunicarse con sus dioses. Hoy usamos el raciocinio y el conocimiento científico. Sin embargo, nuestras actuales pitonisas(os) también se equivocan y sus respuestas a menudo son incomprensibles.

Los economistas intentan predecir las bondades o ruinas de los pueblos. Los políticos incansablemente escudriñan sus expectativas futuras. Somos los herederos de Asclepios, Hygeia y Panacea, y por ellos de Apolo, desde nuestro juramento inicial. Nos consultan sobre el futuro de nuestros pacientes, y se nos piden opiniones a menudo rozando lo oracular. El pronóstico médico o profecía del futuro es un ejercicio diario. «¿Me voy a curar?», los familiares preguntan, «¿Cuanto tiempo le queda de vida?» «¿Que me ocurre si no me opero?» «Doctor: a mí lo que me interesa es que Ud me diga que me va a pasar, tengo que arreglar mis papeles».

En nuestra profesión el adyton de hoy es el cuarto de un resonador magnético, donde nadie puede entrar sino el paciente (Figura 4). Unos médicos y técnicos (sacerdotes) interpretan unos mensajes (imágenes) con el objetivo de estimar el futuro del enfermo. Es fascinante pensar que el resonador magnético también trabaja con un gas, en este caso el helio. Apolo era conocido también como Helios, el dios Sol. Se podría concluir que Apolo nos sigue enviando los mensajes de los dioses.

Las preguntas siguen siendo las mismas, la forma de obtenerlas es menos mágica.

Figura 4. El ambiente del resonador magnético de los hospitales hoy en día, es el equivalente del adyton («no entrar») de los griegos antiguos. Unos personajes trabajan con instrumentos especiales en un ambiente «mágico» protegido del exterior por paredes de plomo. El paciente («suplicante») permanece en un ambiente estrecho mientras unos sonidos extraños se comunican con el dios Sol (Apolo o Helios, el gas del resonador es helio). Los médicos (sacerdotes) analizan las «señales» y emiten veredictos sobre el futuro («pronóstico») de los pacientes.

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